Du Tudú: GTD y productividad personal

Escoger por comparación

Lo más sencillo que puedo pedir en un restaurante es una ensalada verde. ¿Qué te parece si te digo que en un restaurante cuesta 6 €? Quizá te parezca algo cara. Lo que no te he dicho es que el plato más caro de los entrantes en ese restaurante es una ensalada de bogavante de 31 €. ¿A que ahora te parece más razonable, incluso barato?

¿Por qué la segunda vez el precio nos ha parecido razonable? ¿No tendríamos que valorar siempre si estamos dispuestos a pagar 6€ por la ensalada, independientemente del contexto? Es más, si te digo que la ensalada verde es el plato más económico de los entrantes, ¿lo pedirás? La razón es que tendemos a hacer elecciones por comparación.

Usar la comparación para tomar decisiones no es malo. Si un cliente te pregunta cuanto tiempo necesitarás para hacer una tarea, ¿como vas a saber qué contestarle? Seguramente tomarás como referencia añguna tarea similiar que ya hayas hecho y harás una aproximación.

El problema viene cuando estamos a punto de realizar una compra, y los vendedores aprovechan este comportamiento. Por ejemplo, en la compra de un coche que su precio de salida son 9.500 € (los precios no serán muy realistas pero serán suficiente para explicarme 🙂 ). El vendedor nos ofrece aire acondicionado, qué haremos en verano sin él. Sólo son 600 € más. Aunque por otros 300 € podemos escoger climatización, que siempre es mejor. La diferencia no es tanta, y, total,  con la financiación me queda en 10 € más al mes. Eso no es nada, ¿no?

Añádele un GPS integrado (nadie va sin GPS hoy en día) por sólo 300 € más  que, ya que estás haciendo el desembolso del coche, no va de ese precio. Y el camibio automático. Y las llantas. La bola para el remolque (no tienes remolque, pero estás pensando en comprarte uno y la instalación es gratuíta si la compras ahora). Al final, acabas incrementando en un 35% el precio del coche. Y cuenta que el vendedor de coches sabe cómo excitarte para que aún seas más alocado tomando decisiones.

Otro ejemplo representativo. Algunos fabricantes de ordenadores ofrecen cuatro modelos estándar:

Con esta perspectiva, seguramente te quedarás con el tercer modelo: es el que te ha parecido más atractivo (tiene más cosas) sin ser el más caro (te sentirías culpable si compraras el caro). Ahora bien, esto lo sabe el fabricante, y ese modelo es el que más fabrican y el que más margen les deja.

No te voy a poner más ejemplos, tú misma podrás encontrar alguno también. ¿Qué podemos hacer al respecto? Se me ocurren algunas cosas:

Recuerda también que este comportamiento no sólo lo tenemos al comprar, sino en nuestro día a día. ¿Queremos una casa más grande porque un compañero de trabajo se ha comprado una? ¿Nuestras próximas vacaciones han de ser más lejos que las que hizo nuestro hermano? No te guíes por lo que los otros hacen, toma tus propias decisiones.

Fotografía: Kindle the eBook 2.0 por jurvetson

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