Du Tudú: GTD y productividad personal

Luchar, bloquearse o huir de tu lista de acciones

Bajo todas nuestras capas racionales de ideas, creencias y justificaciones, todos somos animales. Algunos además un poco brutos, pero eso lo dejaremos para otro momento y otro lugar.

Los animales, en reacción a una amenaza, tienen (y tenemos) tres posibles reacciones primarias: luchar, bloquearse o huir. A partir de ahí, puede haber estrategias más o menos sofisticadas que derivan de alguna de estas (aunque entra dentro de lo posible, es poco probable que, ante una pregunta incómoda en una reunión de trabajo, salgamos corriendo de la sala con los brazos en alto imitando el grito de un chimpancé loco).

Hay que decir que, como cualquier otro mapa de la realidad, ninguna de las estrategias es siempre la mejor para todos los casos. Aún así, vamos a ver qué pasa cuando nos enfrentamos a nuestra lista de próximas acciones con cada uno de los tres enfoques.

Bloquearse

En un artículo anterior ya hablamos de la posibilidad de bloquearnos a la hora de escoger una acción concreta. Lo normal es que se produzca por algún tipo de conflicto entre las dos acciones (no tanto lo que se refiere a «qué pasa si hago las dos cosas», sino más bien un «qué pasará si dejo de hacer la acción A por ponerme con la B).

El problema de esta estrategia es que mientras nos preocupamos por un problema por inacción, ¡estamos provocando dos (o más) por no actuar! Bien, entiendo que dicho así no sea ni lo más motivador ni lo mejor para quitar estrés a la situación. Pero sí nos ha de ayudar a que, una vez reconocido el bloqueo nos mueva o aleje de él.

Huir

El grito del chimpancé no es la única forma de huir. También huimos de nuestra lista de acciones cuando ignoramos alguno de sus elementos. Me refiero a esas acciones que miramos de reojo, con miedo a que ellas también nos vean a nosotros, y que leemos rápido para pasar cuanto antes a la siguiente.

Son acciones que llegaron un buen día a nuestra lista pero nunca nos parece un buen momento para hacerlas. Misteriosamente, aún así, sobreviven una y otra vez a la revisión semanal.

Huir de las acciones no hace ningún bien ni a nuestros objetivos (no avanzan) ni a nuestras listas de acciones (quedan contaminadas y dejamos de fiarnos de ellas). Cuando detectes una acción de la que huyes, averigua por qué y toma las medidas necesarias.

Hay un caso en el que sí es correcto huir, y es mucho antes de que el asunto llegue a la lista de acciones, y es cuando nos piden algo que no queremos hacer: si nos piden ayuda con algún tema que no nos aporta nada, no tiene que ver con nosotros, no entra en nuestra área de responsabilidad, etc. Es decir, ante cualquier caso en el que queramos decir ‘no’, hemos de saber huir. Eso sí, siempre lo más elegantemente posible 😉

Luchar

Esta es la única respuesta adecuada. La lista de próximas acciones, por definición es para luchar, para actuar. Si no nos movemos y no hacemos, no avanzamos en nuestros proyectos. Cualquier comportamiento alternativo significa aceptar que la lista de próximas acciones es poco más que algo decorativo, una ‘carta a los Reyes Magos’ o a ‘Papá Noel’ de deseos con los que no estamos realmente comprometidos.

Fotografía: shannonkringen

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