«Quienes utilizan mal el tiempo, son los primeros en quejarse de la escasez del mismo». ~ Jean De La Bruyere.
El Canasto me sorprendió con esta cita, porque casualmente es algo que había detectado días atrás. Los días que más trabajo saco y más tiempo me queda, menos siento que me falta tiempo para hacer cosas.
El tiempo ni se puede utilizar mal ni bien, porque es algo que pasa por delante nuestro. Pero es verdad que nuestros sentimientos cambian dependiendo de qué hayamos hecho durante ese tiempo.
Tenemos sentimiento de culpabilidad cuando procrastinamos: tenemos acciones pendientes pero no hemos trabajado en nada, aún teniendo tareas pendientes. También sentimos la tensión y el nudo en el estómago si nos hemos dedicado a trabajar en lo que no debíamos, aunque nos intentemos engañar con que era necesario.
Pero estos sentimientos negativos no son los que buscamos cuando trabajamos. Al contrario, no queremos dedicar tiempo a sentirnos mal. ¿Qué es lo que queremos entonces?
Satisfacción. La satisfacción nos puede llegar de muchas formas, pero en cuanto a trabajo se refiere nos sentiremos más satisfechos en cuanto más nos ayuden las tareas que hacemos a acercarnos a nuestro objetivo.
La satisfacción nos produce otras sensaciones positivas que nos realimentan. Nos alza la autoestima, nos da más confianza en nosotros mismos, nos motiva a seguir trabajando.
La satisfacción vendrá del trabajo que sí debemos hacer, y este es el que nos acerca a nuestros objetivos. Escogeremos el trabajo más acertado en cuanto mejor lo gestionemos. Con esto, si dejamos algo de trabajo para mañana, no nos va a preocupar, porque sabemos que, igual que hoy, mañana seguiremos sacándonos trabajo de encima. Es más, dedicaremos menos horas a trabajar, sin angustiarnos por ello.
Así, si uso el tiempo con lo que no debía o procrastino, y dejo de trabajar, me sentiré culpable. En cambio, haciendo lo que creo correcto, dejaré de trabajar para disfrutar la recompensa de la satisfacción de haber trabajado, seguro de seguir al día siguiente.
Fotografía: Guilt ridden glasses, por Evil Erin