Hablé hace poco de los pensamientos que interrumpen lo que estemos haciendo, y cómo y por qué hay que prestarles atención. En este artículo quiero profundizar un poco más en el concepto de «lo que estemos haciendo».
En una primera lectura, en el artículo al que me refiero se entiende que, mientras estemos trabajando, el ciclo de capturar y aclarar es útil para eliminar la distracción y seguir con el trabajo. Es una interpretación correcta, cuando estamos trabajando estamos haciendo lo que hayamos decidido previamente.
Hay una segunda lectura, que quizá no es tan evidente, y es qué pasa cuando estamos descansando. ¿Hemos de dar más espacio a los pensamientos cuando no estamos trabajando?
Supongamos un fin de semana, que queremos que sea un momento para el descanso, o unas vacaciones. Supongamos también que aparecen algunas ideas. Una de ellas es algo sencillo, como cambiar los neumáticos del coche. A priori no es gran cosa, como es algo que nos parece rutinario y poco estimulante mentalmente, lo capturamos1.
Ahora supongamos que se nos ocurre algo apasionante: una aplicación si somos técnicos, un negocio para los que tenemos espíritu emprendedor o abrir nuestro propio gimnasio si somos preparadores físicos. Sea lo que sea, es una idea que invita a pensar, a desarrollarla, a entrar hasta el más pequeño de los detalles de implementación. Como es algo que nos apasiona disfrutamos dándole vueltas; podríamos pasar horas así.
Es fantástico tener ideas grandes y motivadoras. Si realmente nos apasionan, nos pueden absorber durante horas. Si eso además sucede durante un periodo largo de descanso (fin de semana o vacaciones), en que no tenemos «trabajo» que nos interrumpa, se puede alargar días (no, no exagero). Al fin y al cabo, este fin de semana era para descansar, ¿no? Qué bien, podemos pensar ahora que tenemos tiempo de sobras.
El problema es que descansar es una cosa, y pensar en un proyecto es otra. Descansar, tomar el sol, pasear, hacer deporte, pensar, comer… Todas son actividades que podemos hacer cuando no estamos trabajando2, pero todas son distintas. No se trata de dos grupos de actividades (trabajar y el resto). Descansar, y cualquier otra cosa, solo funciona y da sus frutos cuando se está haciendo de forma plena y consciente.
Por tanto, en el ejemplo del que hablábamos hay dos posibilidades:
- Podemos seguir dando espacio a esa idea, aprovechar que tenemos tiempo libre para pensar en ella,
- O podemos capturarla y seguir el ciclo de confianza de nuestra mente (es decir, descargarla de la memoria y recuperarla al aclarar).
Imaginar o capturar
¿Cuál es la opción correcta? Ninguna de las dos per se, crear una regla sería un atajo. La responsabilidad aquí es decidir, como siempre, qué queremos estar haciendo en este preciso momento. ¿Quiero disfrutar del paisaje aquí y ahora? Entonces capturaré la idea y seguiré más adelante. ¿Estoy esperando a que mi familia se despierte de la siesta y me aburre ver el Tour en la tele? Quizá sea un buen momento para decidir que ahora queremos pensar un poco más en esa idea.
Bajo este prisma, dar vueltas a nuestras ideas no es bueno ni malo, pero es algo con dedicación limitada. ¿Qué pasará cuando se despierte nuestra familia de la siesta? Querremos prestarle nuestra plena atención, por tanto capturaremos para cerrar el ciclo.
Ahora bien, dicho esto y desde mi experiencia personal, a más tiempo libre (unas vacaciones, por ejemplo) más probable es que tengamos ideas. Por otro lado, los descansos suelen escasear más que el tiempo de trabajo. ¿Qué parte de esas vacaciones queremos dedicar a pensar en proyectos? ¿Y cuándo vamos a poder tener un día festivo otra vez? Ten presente esto cuando decidas si prefieres capturar la idea. Yo prefiero capturar cuanto más mejor.
Al fin y al cabo, no hay que ‘quemar’ el tiempo libre en nuestras ideas. Pensar también es (o debería ser) parte de nuestra actividad diaria, de nuestro trabajo. Igual que hay quien teme capturar asuntos porque le van a suponer trabajo, no nos debería asustar capturar asuntos3 que nos vayan a hacer pensar más adelante, cuando tengamos que hacerlo junto con otras actividades.
Fotografía de Joshua Earle
- Si después no es así ya nos daremos cuenta al aclarar; lo que me interesa aquí es que, a no ser que seamos unos apasionados de los neumáticos y la mecánica, no es un asunto que nos tiente a seguir pensando en él. ?
- Aquí me refiero a trabajo activo (escribir un informe, hacer una llamada, etc.); como digo más adelante, pensar en sí es parte de nuestra actividad profesional. ?
- Otro posible miedo es que, ante una idea apasionante, el hecho de enfriar el pensamiento haga que, al recuperarla más adelante, no nos motive tanto. Pues bien, en eso consiste enfriar. Si al aclarar no te motiva tanto es porque, en el conjunto de tu vida y el momento actual no es tan adecuada como creías. Y si te motiva, es el momento de actuar adecuadamente. ?
Comments
Pablo Moura
AuthorEnhorabuena por el post Daniel, me han gustado mucho las reflexiones.
A mí también me pasa que cuando estoy de vacaciones y tengo una idea sobre un proyecto apasionante, inconscientemente tiendo a pensar en ello. Y es cierto que capturarlo en la bandeja de entrada, me ayuda. Pero a veces incluso anotándolo es como si el cerebro quisiera seguir ahondando en detalles del proyecto, y cuesta un poco desconectar. Por un lado mi tendencia sería hacer un mapa mental y anotar algunas ideas sobre la marcha. Pero por otro lado, me digo «Pablo estás de vacaciones, no empieces ya a hacer bocetos y mapas mentales, que luego te lías y sigues trabajando» Luego, pasados diez minutos o dos horas, es como si por arte de magia, el cerebro se volviera a poner en modo vacaciones y olvidara el asunto. A veces me basta con apuntar cuatro cosas, para poder desconectar de nuevo y disfrutar del descanso.
Un abrazo!
Jeroen
AuthorEsta situación es inevitable, porque hay dos partes de nuestro cerebro que funcionan de forma muy distintos. Por un lado tenemos la parte lógica y consciente, que es la parte que habitualmente utilizamos cuando estamos trabajando.
Luego hay la parte más creativa, la que reconoce patronas y asociaciones inesperadas, que es la parte que continúa funcionando aunque estamos descansando.
Además de las dos soluciones propuestas por Daniel, quiero aportar una tercera opción: empezar a usar más esta parte creativa de tu cerebro durante tu jornada laboral.
Para conseguir eso, habrá que hacer dos cosas:
Introducir momentos para aburrirte en tu jornada laboral. Aléjate de tu ordenador y móvil y busca un rincón tranquilo para, por ejemplo, observar la pared. No hacer absolutamente nada durante media hora podría ser lo más importante que haces hoy, porque te genera la posibilidad de tener esta idea fantástica.
Crea el hábito de impregnar tu cerebro con un problema o reto justo antes de cada pausa. Yo tengo varios asuntos escritos en un documento, y antes de parar para tomarme un café leo uno de estos problemas. Aunque no seas consciente, mientras estás hablando con tus compañeros, tu cerebro continúa trabajando… Yo llamo este procese percolar problemas.
Christian Morillas
AuthorHola Daniel,
gracias por el artículo.
Aun estando en los comienzos de mi andadura emprendedora, los pocos viajes de vacaciones que llevo me ha sido muy complicado separar lo personal de lo profesional.
Intento ni siquiera empezar a pensar en posibles mejoras a temas pendientes, porque sé que si empiezo, no paro. Y así podría estar horas. Lo ideal, anotarlo todo en algún lado e intentar disfrutar de esas vacaciones.
El problema viene, en que cuando intentas desconectar (vacaciones, tiempo libre, haciendo ejercicio o una simple ducha) es cuando se me vienen las mejores ideas. Tengo que entrenar el cerebro mucho más.
Un abrazo